Lucy y los pasos de cebra

domingo, 4 de abril de 2010

Un buen día, Lucy se propuso enseñar a los pequeños ratoncillos, cómo se debe cruzar la calle, para que no les pase nada y no les atropelle un coche, por no haberles visto.
Lucy, primero habló con la madre de todos ellos y les comentó lo que se proponía. A todas ellas les pareció una idea estupenda y lo único que le pidieron, es que tuviera cuidado con el grupo.
Lucy, fue recogiendo uno a uno, a todos los ratoncillos y cogidos de las manos, fueron por la verde pradera, saltando y divirtiéndose mucho, hasta llegar a la ciudad, que no se encontraba muy lejos.
Por el camino, se tropezaron con una cebra, “la cebra Perca” que, riéndose mucho, les dijo que dieran recuerdos, a sus amigos los pasos de cebra.
Los ratoncillos, no entendían que les había querido decir la cebra, con aquel comentario y se fueron preguntando, si se había vuelto loca, o simplemente les había querido tomar el pelo.
Una vez llegaron a la ciudad, Lucy, se acerco hasta un semáforo y les dijo, que se pusieran todos en fila, para poder escuchar lo que les tenía que decir.

Mirad, lo que tenéis que hacer, es estudiar la forma de actuar de las personas, que van a cruzar por esta parte de la calle y así entenderéis lo que os quiero explicar.
Y así lo hicieron, prestaron mucha atención y se dieron cuenta de lo siguiente: cuando el semáforo, se ponía de color rojo para que los coches pararan, las personas, al comprobar que los mismos se habían detenido y de que el semáforo estaba de color verde, para los peatones, entonces emprendían la marcha, para cruzar hasta el otro lado de la calle.
Lucy, tras comprobar que los ratoncillos, habían aprendido la lección y se habían enterado, que siempre tienen que asegurarse, de que los coches estén parados, emprendió la marcha, para volver hasta donde vivían los ratoncillos.
Ya por el camino, se toparon de nuevo, con la cebra y todos entendieron a lo que se refería, cuando les había dicho lo de los pasos de cebra.
Entonces Angelote, que era el ratón más travieso de todos ellos  le dijo a la cebra que se tumbara, para hacer un simulacro de cruzar la calle, y, de esa manera, practicaron y se fueron subiendo en lo alto de ella, como si fuera un paso de cebra.
FIN.