Lucy y el espantapájaros

viernes, 12 de febrero de 2010

Estaba Lucy volando por la pradera cuando, de pronto, vio al espantapájaros en mitad del prado que parecía muy triste. Lucy, bajó para ver qué es lo que le pasaba. Le conocía desde hacía mucho tiempo y sabía que algo le tenía que pasar, porque siempre estaba de muy buen humor y ese día no lo parecía.
"Hola amigo espantapájaros, ¿cómo te encuentras?... pareces preocupado ¡Por cierto que bonita tu camisa de cuadros rojos y tu sombrero de paja!."

El espantapájaros levantó la cabeza muy triste y, sin apartar la mirada de los ojos de Lucy, le dijo que su dueño se iba a deshacer de él.Le había estado escuchando decir que no servía para nada porque siempre había pájaros comiéndose las semillas que el granjero plantaba. No tenía más remedio que quitar al espantapájaros y cambiarlo por otro nuevo que asustara más a los pájaros.
Entonces Lucy, comprendió lo que le estaba diciendo su amigo y decidió ayudarle. Se fue volando hasta los árboles cercanos donde ella sabía que vivían los pájaros y decidió hablar con ellos para que le ayudaran.
Lucy les contó lo que le había relatado el espantapájaros. Además, el espantapájaros estaba dispuesto a decirles donde guardaba el granjero el resto del grano que le sobraba ,y que luego nunca utilizaba, a cambio de que le ayudaran con su problema. Así, de esa manera ,ellos también podrían seguir comiendo y saldrían ganando las dos partes.
Los pájaros aceptaron el trato y se lo hicieron saber al espantapájaros a través de Lucy.
Al día siguiente, cómo siempre, el granjero acudió a labrar la tierra, pero ¡cuál fue su sorpresa! cuando vio que al acercarse un grupo de pájaros a su tierra, fueron ahuyentados por el espantapájaros, que estaba moviendo los brazos y el sombrero al mismo tiempo.
El granjero se acercó al espantapájaros y le dijo: "no te preocupes, acabas de hacer un buen trabajo y nunca te quitaré de donde estás porque estoy muy contento contigo."
De esa manera es cómo el espantapájaros logró continuar en su puesto de trabajo.También los pájaros, cada día, iban al sitio que les había dicho para comerse el trigo del granjero y, después de comer, se colocaban en los brazos extendidos del espantapájaros para pasar un buen rato contándole historias de sus vuelos por lo distintos lugares tan maravillosos donde habían estado.

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