Lucy y el pescador

viernes, 12 de febrero de 2010

En esta ocasión Lucy estaba sobrevolando la zona del río de los peces a los que les gusta la luz, cuando de repente, se dio cuenta de que Ernesto, el pescador, estaba a la orilla del río. Iba ataviado con su mono azul de siempre, era con el que estaba más cómodo para pescar, también llevaba las botas verdes, que le llegaban hasta por encima de las rodillas, para no mojarse los pantalones del mono, cuando se metía en el interior del río. También llevaba su caña de pescar, de color rojo, que le habían regalado cuando era pequeño, y que todavía hoy utilizaba con mucho cuidado, ya que era un regalo que le había hecho su padre. Otra de las cosas que llevaba era una linterna amarilla, muy bonita, y que lucía muchísimo, para que los peces a los que les gustaba la luz, se acercaran, y él les pudiera pescar.

Pero aquella noche, algo no iba muy bien, Lucy notaba que Ernesto estaba muy nervioso, y decidió bajar a preguntarle que le pasaba. “Lucy le dijo: ¿qué te pasa, amigo pescador?. Parece que no estás muy contento, y el pescador le dijo que no le funcionaba la linterna, y que si no le funcionaba, no podría pescar los peces que necesitaba para venderlos en el mercado, y su familia, no tendría dinero para poder comprar una granja que querían.
Entonces Lucy, le dijo que no se preocupara, que ella le ayudaría a conseguir los peces que necesitaba de una manera muy sencilla. El pescador no entendía cómo iba a hacer eso, si la linterna no funcionaba, y sin ella los peces no se acercarían a la caña de pescar, ya que no habría luz.
Entonces ocurrió algo que dejó al pescador alucinado, cuando descubrió el plan que tenía Lucy. Resulta que, Lucy había llamado a más luciérnagas amigas suyas, y todas juntas hicieron que hubiera muchísima luz alrededor del pescador. De esa manera pescó más de lo que nunca había conseguido pescar en toda su vida, y pudo ir a la mañana siguiente al mercado, vender el pescado, y con el dinero que ganó, consiguió comprarse la granja que quería, y se fue a vivir con su familia a esa granja. Además nunca la luz les faltó, porque las luciérnagas, cada noche se acercaban a visitarle, y de paso le alumbraban, y decoraban el hogar, con sus luces brillantes, que resplandecían en la oscuridad.

0 comentarios: