Lucy y el sombrerero

viernes, 12 de febrero de 2010

Había una vez un señor, en un pueblo muy bonito, en el que todas las personas llevaban sombrero de paja, para no pasar calor, y protegerse del sol.
El hombre que fabricaba los sombreros, se llamaba Joaquín, y llevaba toda la vida haciendo esos sombreros de paja, que su padre, y su abuelo le habían enseñado a hacer. Joaquín tenía mucho trabajo, y casi no le daba tiempo a terminar, porque trabajaba él sólo, y no tenía nadie que le ayudara con sus encargos.
Un día Joaquín se cayó, cuando se estaba subiendo a una escalera, para coger un poco de paja del altillo, donde la guardaba, y se torció un tobillo. El pobre estaba muy preocupado, porque no iba a poder terminar los encargos que tenía pendientes a tiempo. Se dijo: ¿y si tuviera una ayuda de un hada madrina o algo parecido?, sería estupendo, y como por arte de magia, apareció bajando por el hueco de la chimenea una luciérnaga preciosa, que se dirigió hacia Joaquín, y le dijo: “yo puedo ayudarte, te he estado escuchando, y sé que estás muy preocupado por terminar tus sombreros”.
Entonces Lucy le animó, y le dijo que a cambio de que el sombrerero le fabricara a los pájaros unos nidos de paja, para que durante el frío estén calentitos, ellos le ayudarían a él a fabricar los sombreros, porque los pájaros saben tejer la paja, como cuando ellos se fabrican los nidos. Y así pasó, que los pájaros le iban trayendo la paja en sus picos y al mismo tiempo le ayudaban a fabricar los sombreros. Así es como Joaquín pudo cumplir con sus encargos, entregando los sombreros a sus vecinos a tiempo, y del mismo modo, fabricó los nidos para sus amigos los pájaros.
El sombrerero le dio las gracias a Lucy, y le dijo que siempre que quisiera sería bienvenida en su casa., y llegó a un acuerdo con los pájaros, para que si ellos querían, fueran a comer siempre que quisieran a su casa, y de paso le ayudaran a fabricar mas sombreros.

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